Contrólate, estxpidx
No sé si todos crecieron con madres como la mía, pero desde que empecé a ganar dinero y a gastarlo viene el mismo consejo "no gastes". Pero ¿quién es ella para decirme en qué gasto y qué no gasto el dinero que tanto esfuerzo me costó ganarme? Mi madre, exactamente. Así, después de años de ser freelance (y gracias a esta pandemia) he aprendido que tiene (parcialmente) razón. Hoy en día, el internet nos da acceso a un sinfín de productos y servicios que mucho antes ni siquiera nos hubiéramos imaginado que podríamos tener. Pero con la digitalización viene la ignorancia. Ignorancia de dónde ponemos nuestro dinero y cómo.
No pretendo darle a nadie una clase de administración, y si tú no le haces caso a tu madre en lo que deberías gastar o no, mucho menos me harás caso a mí. Sin embargo mi premisa es sencilla: Vive por debajo de tus posibilidades. Ya sé, qué pesado. Es un básico para la tranquilidad general del independiente. Sobre todo para los tiempos de "vacas flacas". Ya ni siquiera estoy hablando de que ahorres para el futuro y que le dediques una parte de tu ingreso al retiro – ya que nosotros los independientes no contamos con tales beneficios (al menos no normalmente).
Quiero hablar enteramente del presente. El trabajador regular, sabe que quincena con quincena le llegará su cheque, y a partir de ahí sabe en qué gastar y en qué no. El independiente por otro lado, tiene fluctuaciones a través de todo el año, tu ya irás conociéndolas con el tiempo. Evidentemente lo ideal es ganar más y trabajar mejor cada vez. Pero para que podamos tener el derecho al descanso y las vacaciones, necesitamos podernos dar el lujo de no ganar dinero en la etapa en la que no trabajamos. (porque eso es la realidad: lo que no trabajas, no se te paga, si a veces lo que trabajas tampoco se te paga, ahora imagínate).
Una manera simple (que me ha servido) es hacer un balance de cuánto generas en un periodo de 6 meses. Un balance real. Hacer un promedio de cuánto es eso y que nuestras necesidades básicas mensuales estén cubiertas con 50% a 70% DEL PROMEDIO. No hablo de buenos meses, ni de malos meses sino del promedio total de lo que sucede. Si lo quieres hacer al año, tanto mejor. Obviamente entre menor el porcentaje que necesitemos para nuestras necesidades básicas, más ventajas tendremos sobre los períodos sin trabajo. Pausa, tampoco es para que nos la vivamos siempre limitados, porque tampoco disfrutaremos el fruto de nuestro trabajo. La idea es comprometer nuestra expectativa de vida con nuestra comodidad; no simplemente ser el avaro más eficiente del mundo. Pregúntate: ¿necesito pagar una renta así de alta? ¿Necesito comprar un auto nuevo con este tamaño de crédito?
Todos sabemos que hay cosas de las que podemos prescindir y de las cuales no. Hablo de gastos grandes, como la renta o hipoteca, crédito automotriz. Sí necesitas un auto, pero quizás podría ser uno con un motor más pequeño, o sin asientos de piel. O puede ser uno seminuevo. Sé que tampoco manejo conceptos nuevos: son maneras en que nos mentimos o en las que nos gana el sentimiento antes de preguntarnos si podemos pagar tal o cual cosa. Si reducimos nuestros gastos básicos a la mitad, podremos tener por seguro que cuando nos gane el nervio por algún lujo nos dará menos culpa haberlo hecho.
Ahora, el gasto de emergencia. Ahorrar suena como una ilusión en esta época. Pero justo para eso somos freelance ¿no? Para definir lo que ganamos contra lo que no. Poner nuestras reglas. Para añadir una base de tranquilidad financiera, algo básico es el ahorro de emergencia. Eso consta de tener dinero guardado (y disponible) que equivalga de 6 meses de nuestros gastos básicos. Como mínimo, de ahí para arriba como mejor te parezca. Hablo de dinero SAGRADO. Que no sea un recurso normal que tomes, sino algo a lo que recurras en casos extremos; de otra manera se convertirá parte de tu gasto corriente y perderá el propósito. Hay muchas herramientas bancarias que aparte de guardarlo te permitirán tener un poco de plusvalía. Nadie me patrocina, pero una herramienta que me ha servido son los apartados en cuentas (el de BBVA he encontrado es eficiente) y tener una cuenta exclusiva (si es en otro banco, mejor) para dicho monto. Hay varias empresas que te ofrecen una tasa de interés por tener tu dinero además de que está disponible casi inmediatamente.
Un consejo de administración bastante útil, que te puede ayudar a empezar con tu ahorro de emergencia es el método 50/30/20. De cada pago que tengas (o del total de final de mes) dedica 50% a tus necesidades básicas, 30% a tus gustos y 20% al ahorro o inversión. Si desde un inicio separamos el 20% de nuestros ingresos ya generamos una expectativa menor de lo que podemos gastar. De esta manera ya le bajamos el dial al nivel de gasto. Por si no tienes claro qué es el gasto básico lo repito: vivienda, comida, salud, ropa, educación/trabajo y transporte. Lo que nos cuesta día a día. Ya cuestiones de entretenimiento, vacaciones y demás saldrán del 30 y tu ahorro (Sí, sé que no hablaría del futuro, pero ya entrados en gastos...) viene del 20 restante.
Con eso me refiero a que los límites significan libertad. Es decir, si limitamos nuestras responsabilidades seremos más libres de decidir si nos conviene tomar un trabajo o esperar a un trabajo mejor pagado. Tomarnos nuestras vacaciones. Vivir debajo de nuestras posibilidades financieras es una herramienta de poder, pero sobre todo de tranquilidad. El ahorro también nos permitirá crecer e ir hacia el futuro con mayor seguridad. Y hace el día a día mucho más llevadero.
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